viernes, 15 de mayo de 2020

El Estado



Texto publicado en el periódico Libertad, órgano de información y análisis de la Unidad Obrero Campesino Popular (UOCP), No. 5, mayo de 1988, México, pp. 7-8.



Empezaremos por dar la definición marxista-leninista de Estado: “El Estado -dice Engels, resumiendo su análisis histórico-, no es de ninguna manera un poder impuesto desde fuera a la sociedad, tampoco es la realidad moral ni la imagen y la realidad de la razón como afirma Hegel. Es más bien un producto de la sociedad cuando llega a un grado de desarrollo determinado; es la confesión de que esa sociedad se ha enredado en una irremediable contradicción consigo misma y está dividida por antagonismos irreconciliables, que es impotente para conjurarlos. Pero a fin de que estos antagonismos, estas clases con intereses económicos en pugna no se devoren así mismas y no consuman a la sociedad en una lucha estéril, se hace necesario un poder situado aparentemente por encima de la sociedad y llamado a amortiguar el choque, a mantenerlo en los límites del orden. Y ese poder nacido de la sociedad, pero que se pone por encima de ella más y más, es el Estado” (El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, pp. 177-178).

En este pasaje –dice Lenin- se expresa con plena claridad la idea fundamental del marxismo en cuanto al papel histórico, a la significación de Estado. El Estado es producto y manifestación de la inconciabilidad de las contradicciones de clase. El Estado surge en el sitio, en el momento y en la medida en que las contradicciones de clase NO PUEDEN, objetivamente, conciliarse. Y viceversa: la existencia del Estado demuestra que las contradicciones de clase son IRRECONCILIABLES.

Marx plantea que el Estado no podría surgir ni mantenerse si fuera posible la conciliación de clases, el Estado es un órgano de dominación de clase, un órgano de opresión de una clase por otra, es la creación del orden que legaliza y afianza esa opresión, amortiguando los choques entre las clases.

“El Estado se caracteriza –prosigue Engels- en primer lugar, por la agrupación de sus ciudadanos según divisiones territoriales. El segundo rasgo característico es la institución de una fuerza pública especial. Esta fuerza pública existe en todo Estado; y no está formado sólo por hombres armados, sino también por aditamentos materiales: las cárceles y las instituciones coercitivas de todo género”.

“Como el Estado –dice Engels- nació de la necesidad de refrenar los antagonismos de clase, y como, al mismo tiempo, nació en medio del conflicto de esas clases, es, el Estado de la clase económicamente dominante que, con ayuda de él, se convierte en la clase políticamente dominante, adquiriendo con ello nuevos medios para la represión y la explotación de la clase oprimida; el moderno Estado representativo es el instrumento de que se sirve el capital para explotar el trabajo asalariado”.

A esto Lenin añade que “la República Democrática es la mejor envoltura política posible del Capitalismo. Y por eso, al apoderarse de esa envoltura, la mejor de todas, cimienta su poder con toda seguridad y firmeza, que no lo conmueve NINGÚN cambio de personas ni de instituciones, ni de partidos dentro de la república democrático burguesa (El Estado y la Revolución).

Hay que advertir, además, que Engels llama también con la mayor precisión al sufragio universal: “instrumento de dominación de la burguesía”.



miércoles, 22 de abril de 2020

Covid-19 como detonante del fin de un ciclo económico e inicio de un Nuevo Orden Económico Mundial



Víctor Manuel Ovalle Hernández


En este artículo me pregunto: ¿Cuál es la relación existente entre la recesión económica reconocida en los primeros meses del año 2020 por los organismos financieros internacionales y la declaración de pandemia declarada por la Organización Mundial de la Salud (OMS)? Acaso son eventos aislados que convergieron fortuitamente en el espacio-tiempo o se trata de dos eslabones de una misma cadena de crisis capitalista internacional?


Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el mundo se enfrenta a la "crisis más severa desde la II Guerra Mundial", con una grave pérdida de empleo y puestos de trabajo en todo el mundo. De acuerdo al organismo, sólo en el segundo trimestre del año, se perderá el 6,7% de las horas de trabajo, equivalente a 230 millones de puestos de trabajo de 40 horas semanales (Jorrín 2020).

Por su parte, Kristalina Georgieva, directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), manifestó que este organismo económico está preparado para movilizar su capacidad de préstamos de 1 billón de dólares para ayudar a los gobiernos a hacer frente al impacto del coronavirus (Bloomberg 2020).

Posteriormente declaró que la pandemia del coronavirus llevó a la economía mundial a una recesión, que sería peor que en 2009, después de la anterior crisis financiera mundial. Estimó que las necesidades financieras generales de los mercados emergentes era de 2.5 billones de dólares, al mismo tiempo, informó que recibió recientemente 81 solicitudes de asistencia, 50 de naciones pobres y 31 de naciones de ingresos medios (AFP 2020).

Pero la recesión no es consecuencia de la pandemia como sugiere la directora del FMI. La recesión es un periodo de desaceleración económica que ya se preveía años atrás:

A principios de 2016 los mercados bursátiles registraron pérdidas que alcanzaron los 8 billones (millones de millones) de dólares del valor de las acciones, el equivalente a la mitad del valor de la economía de los Estados Unidos, la mayor del planeta. En esos días se combinaron el desplome de los precios del petróleo y de otras materias primas; la devaluación de las monedas de países emergentes frente al dólar y la desaceleración de la economía china, cuyo crecimiento de 6.9 por ciento en 2015 fue el más bajo en 25 años. Lo que motivó a los analistas a alertar sobre la posibilidad de una recesión (Reuters 2016).

10 años después de la crisis financiera de 2008, la firma MdF Family Partners, especializada en asesorar a grandes patrimonios familiares, vaticinaba que la siguiente recesión ocurriría antes de finalizar el 2020. Tras un periodo de baja inflación y crecimiento extendido por todo el mundo, el ciclo económico empezaba a agotarse. Era un crecimiento artificial conseguido en base a deuda que solo serviría para retrasar la próxima recesión y hacerla más profunda (Jorrín 2018).

El exsecretario de Relaciones Exteriores de México de 2000 a 2003, Jorge G. Castañeda, alertaba en su columna de opinión del New York Times, en 2019, que la guerra comercial entre China y Estados Unidos, aunada a las señales de advertencia de una posible desaceleración de la economía mundial, habían aumentado considerablemente las posibilidades de que el mundo entrara en una recesión (Castañeda 2019).

Para octubre de 2019, la desaceleración de la economía mundial era irreversible, en particular, en la actividad industrial y el sector servicios. Persistía la incertidumbre financiera generada por las idas y venidas de la guerra comercial -y política-, con la imposición de aranceles a productos europeos por parte de Estados Unidos. Aunado a ello, la deuda mundial había aumentado más de un 60% desde 2007, limitando el margen de los gobiernos para responder a una crisis (Monzón 2019).

Un eslabón más de esta cadena de contracción e incertidumbre económica fue la caída de los precios del petróleo y de las bolsas de valores mundiales el viernes 6 de marzo de 2020, ante la negativa de Rusia de aceptar la propuesta de varios países de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) de fijar un recorte de 1,5 millones de barriles diarios para estabilizar los precios y la decisión de Arabia Saudita de elevar su producción de petróleo y hacer descuentos en su precio de venta en Europa noroccidental, un mercado clave para Rusia, en medio del sacudimiento mundial por el coronavirus (

Decía Marx (1983:) en el Manifiesto:

Durante cada crisis comercial, se destruye sistemáticamente no sólo una parte considerable de productos elaborados, sino incluso de las mismas fuerzas productivas ya creadas. Durante la crisis, una epidemia social, que en cualquier época anterior hubiera parecido absurda, se extiende sobre la sociedad: la epidemia de la superproducción. La sociedad se encuentra súbitamente retrotraída a un estado de súbita barbarie: diríase que el hambre, que una guerra devastadora mundial la han privado de todos sus medios de subsistencia; la industria y el comercio parecen aniquilados. Y todo eso, ¿por qué? Porque la sociedad posee demasiada civilización, demasiados medios de vida, demasiada industria, demasiado comercio. Las fuerzas productivas de que dispone no favorecen ya al régimen burgués de la propiedad; por el contrario, resultan ya demasiado poderosas para estas relaciones, que constituyen un obstáculo para su desarrollo; y cada vez que las fuerzas productivas salvan este obstáculo precipitan en el desorden a toda la sociedad burguesa y amenazan la existencia de la propiedad burguesa. Las relaciones burguesas resultan demasiado estrechas para contener las riquezas creadas en su seno. ¿Cómo vence esta crisis la burguesía? De una parte, con la destrucción obligada de una masa de fuerzas productivas; de otra, con la conquista de nuevos mercados y la explotación más intensa de los antiguos. ¿De qué modo lo hace, pues? Preparando crisis más extensas y más violentas y disminuyendo los medios de prevenirlas.

En nuestra época, el planeta ha llegado a una extrema polarización global en que el 80% de la humanidad cuenta con el 5% de la riqueza mundial, mientras que el 20% de la humanidad tiene el 95% de la riqueza; con una sobreacumulación de capital que no tiene cómo ni dónde ser invertido al agotarse los mercados internacionales para la puesta en circulación de dicho capital y la imposibilidad del sistema de abrir nuevos mercados (William Robinson, durante el Foro: Educación Superior, Trabajadores y Capitalismo Global, realizado el 15 y 16 de Junio de 2017, en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), México).

El Capitalismo requiere poner en circulación los billones de dólares inactivos, para sostener la tasa de acumulación. Esto significa la existencia de una expansión artificial del mercado de acciones (inundada de papeles como bonos, pagarés y títulos financieros sin sustento real en la riqueza de las naciones); pero la sobreproducción, el bajo consumo, la deuda generalizada y la imposibilidad de abrir nuevos mercados, debido a la guerra comercial entre potencias imperialistas por la supremacía económica mundial, impiden que las herramientas monetarias, fiscales y los acuerdos internacionales tengan efectividad para estabilizar los mercados financieros.

Surge entonces otra forma de darle salida a la crisis económica: provocar la conclusión abrupta del ciclo expansión-estancamiento de la economía mundial, que permita posteriormente iniciar un nuevo ciclo. Para ello, se requiere un detonante que precipite la crisis: la guerra ha cumplido esta función disolvente, implantando el fin de una época. Llegado a un punto de imposibilidad de crecimiento, las fuerzas productivas y las ciudades son destruidas en amplias regiones del planeta, lo que permite cerrar el ciclo de expansión-contracción económica. De esta forma se resolvió la recesión desplegada por el mundo en 1929 y que culminó con la Segunda Guerra Mundial. Una vez derrotado un bando, se inicia la reconstrucción de las ciudades destruidas, constituyendo un negocio inmejorable para quienes salen airosos de la crisis; se abren nuevos mercados y las inversiones internacionales fluyen alentando un nuevo periodo de expansión económica. La regla ha sido, que tras un periodo de recesión, invariablemente acontece un periodo de crecimiento. Así afianzó Estados Unidos su supremacía mundial durante la posguerra.

Tras varios ciclos de expansión-contracción económica mundial desde los años sesenta del siglo pasado. El planeta se encuentra nuevamente en una recesión profunda. Y trae consigo su propio detonante: una epidemia (Covid-19) que asume el papel de poner fin a un ciclo económico, como lo hizo la guerra militar en su momento. El Capitalismo, como los anteriores modos de producción, crearon sus propios sepultureros. Pero ante la ausencia de un proletariado organizado, disciplinado, revolucionario, con la intención clara de tomar los medios de producción y colectivizarlos; tomar el Estado para sí y empezar a abolir las relaciones de explotación a nivel global, el sistema se autoinmola con la finalidad de renovarse asimismo, mantener su predominio mundial; volver a sostener un periodo de expansión económica y una tasa alta de ganancia.

De esta manera, la crisis económica internacional que en 2020 ha tocado fondo, no es el fin del Capitalismo, sino el inicio de un Nuevo Orden Económico Mundial.

Esta es la razón por la cual la enfermedad Covid-19, causada por un nuevo coronavirus, adquiere una dimensión colosal y tan desmedida por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los Estados imperialistas y los países dependientes, aun cuando su tasa de mortalidad es baja (4%, es decir, 4 personas fallecidas por cada 100 infectados a nivel mundial) en relación a otras enfermedades con tasas de mortandad más altas, como la tuberculosis, la hepatitis B, la neumonía, el VIH y la malaria, entre otras.

En la historia encontramos ejemplos de pandemias que cumplieron la función disolvente de un sistema socioeconómico decadente. La peste negra que apareció entre 1347-1350 diezmó las ciudades europeas (fallecieron unas 20 millones de personas), precipitó el declive feudal y allanó el camino al pujante Capitalismo, que en los siglos venideros ofrecería alternativas socioeconómicas, de bienestar y salud más atractivas a través del comercio, la industria, la ciencia, la medicina y la concentración económico-política en las ciudades.

Epidemias, huracanes, tornados, terremotos, erupciones volcánicas, sequías y heladas, son fuerzas naturales potencialmente destructivas y fluctuaciones climáticas, que no son causantes de cambios sociales, pero sí pueden ser detonantes de crisis socioeconómicas: desencadenando, acelerando o concluyendo procesos sociales que se encontraban en marcha. La aparición de cualquiera de estos eventos de orden natural en la tierra, en momentos de estabilidad social, económica y política, no representan un riesgo de ruptura social, pero sí cuando interactúan en un ambiente de vulnerabilidad social que tiende a profundizar la crisis existente.

En la actual recesión económica mundial precipitada por la enfermedad Covid-19, se despliega la estrategia del miedo para el control social de la población, que se traduce en generar una psicosis mundial alimentada por los medios de difusión masiva, en la que se pone énfasis en los decesos y no en las personas que se recuperan y son dadas de alta.[1]  La Covid-19 resulta ser una coartada perfecta para generar pánico, pues aunque su índice de mortandad no es alto en relación con otras enfermedades, proviene de un virus altamente contagioso. 


Mientras se instala y despliega la recesión mundial capitalista, la declaración de pandemia de la OMS, permite disciplinar y controlar a la población mundial,  evitando con ello (aunque sea temporalmente), que haya protestas, alzamientos e insurrecciones proletarias y populares masivas, encabezadas por quienes perderán su empleo y fuentes de ingreso en esta crisis. De esta manera, la población se encuentra recluida y el Capitalismo se esfuerza en restituir su salud para impulsar un nuevo ciclo económico.

A través de la OMS, de los gobiernos de decenas de países e instituciones burguesas terminarán derrumbando la economía mundial con la intención de ellos mismos volver a levantarla. Aun en tiempos de recesión los sectores de la burguesía mejor posicionados no dejarán de hacer negocios, ni abandonarán la acumulación. Estos sectores saldrán fortalecidos de la crisis, en condiciones más favorables y con mayor liquidez para la competencia en el futuro periodo de expansión:

§  los medios privados de difusión masiva que elevan sus ratings de audiencia y la mantienen cautiva a sus contenidos noticiosos y comerciales; además de incrementar el valor de sus acciones en los mercados bursátiles,

§ las cadenas de tiendas departamentales trasnacionales que aumentan sus ventas por las compras de pánico, agotando sus mercancías de higiene y alimentación.

§  los especuladores y acaparadores quienes suben los precios de las mercancías con mayor demanda.

§ los monopolios farmacéuticos internacionales y la medicina privada que ofrecen pruebas y medicamentos sin garantía de efectividad real.

§  el Fondo Monetario Internacional que ya tiene compromiso con decenas de países para otorgar préstamos, ahora que colapsen las economías.

En esta coyuntura de reactivación económica, los Estados-nacionales recuperarán su posición de clientes privilegiados: en la habilitación de hospitales y compra de equipo médico: camas de hospital, trajes especiales para los médicos, ventiladores para los enfermos (Muñoz y Martínez 2020).

La ruptura en puerta significa el quiebre del liberalismo económico, que permitirá restablecer nuevamente el Estado regulador en la economía de las naciones, quienes invertirán para salvar a sus respectivas poblaciones de la bancarrota. Además de programas sociales y apoyos directos, los Estados ofrecerán créditos a las medianas y pequeñas empresas, que luchan por subsistir ante el embate de la crisis. Estas medidas fortalecerán los mercados internos y darán un nuevo impulso a las economías regionales y al Capitalismo global.

El sacudimiento socioeconómico o paro en la producción, también permitirá a los monopolios deshacerse de sus competidores o absolverlos en diversas regiones y países, logrando con ello, mayor predominancia internacional.

La apuesta del Capitalismo es reinventarse a través de un Nuevo Orden Económico Mundial, que desplazará su epicentro económico, político y cultural en los años venideros de Occidente a Oriente.

China es quien mejor ha aprovechado esta recesión mundial para fortalecer su poderío financiero y ubicarse en el camino de la supremacía mundial. Mientras Estados Unidos se ha encerrado para lidiar con la crisis económica, padeciendo dramáticamente la pandemia de Covid-19, cerrando sus fronteras temporalmente a la inmigración, imponiendo aranceles incluso a sus aliados comerciales y militares europeos, sosteniendo bloqueos económicos y reiterando las amenazas militares a otros países como Venezuela; China, en cambio, ha impulsado una revolución burguesa en su territorio, con un impresionante desarrollo industrial en manufactura, construcción, minería, tecnología digital y bienes de consumo de todo tipo; asimismo, ha optado por expandir su influencia comercial y geopolítica a todos los rincones del planeta y ha emprendido un proyecto de infraestructura terrestre, ferroviaria y marítima para el intercambio comercial entre Asia, Europa y África, denominado La Nueva Ruta de la Seda. Este proyecto de dimensión global -con una inversión de 80.000 millones de euros desde el 2013-,  prevé la construcción de puertos, vías ferroviarias, aeropuertos y parques industriales, con participación de más de 30 países, entre ellos Rusia (El Periódico 2019).

En plena recesión, el gigante asiático observó como se precipitaban las acciones de las empresas chinas con capitales europeos y norteamericanos, y una vez en el piso, las compró todas, afianzando su dominio financiero internacional. China es controlada por el Partido Comunista, quien gobierna autoritariamente, omitiendo los derechos humanos occidentales, por lo que el mundo podrá caer en manos del imperio despótico más poderoso que jamás haya existido.

García Canclini (2020) se pregunta: si China extiende su dominio económico, su prestigio sanitario y sociocultural ¿exportará también el disciplinamiento? El probable sustituto de Estados Unidos en la hegemonía mundial, “posee 400 millones de cámaras en sitios públicos (1 cada 4 habitantes) y nos impresiona por su capacidad de detectar en cada cuadra comportamientos “peligrosos”.

La nueva era capitalista se distinguirá por un mayor control de los individuos por medio de los dispositivos electrónicos, que podrán rastrear los movimientos cotidianos de las personas en forma permanente. Pero ésta será una sumisión consentida (García Canclini 2020), como la que estamos experimentando en cuarentena.


Entonces: ¿No hay un camino más terso para la humanidad? La recesión ha sido desplegada y en cualquier momento o en cualquier región puede surgir la revuelta proletaria que incendie al planeta. Después de todo, la historia futura está por escribirse…






REFERENCIAS DOCUMENTALES



AFP

2020 FMI: está claro que la economía global entró en recesión, La Jornada, sábado 28 de marzo, México,
https://www.jornada.com.mx/2020/03/28/economia/021n1eco


Arabia Saudita vs Rusia: la guerra de precios que hundió el valor del petróleo y las bolsas mundiales en medio de la crisis por el coronavirus, BBC News Mundo, 9 de marzo,
https://www.bbc.com/mundo/noticias-51796524

BLOOMBERG, Eric Martin
2020 FMI, preparado para movilizar 1 billón de dólares para enfrentar el coronavirus, El Financiero, 16 de marzo, México,
https://elfinanciero.com.mx/economia/fmi-preparado-para-movilizar-1-billon-de-dolares-para-enfrentar-el-coronavirus

CASTAÑEDA, Jorge G.
2019 Una crisis económica afectaría desproporcionadamente a América Latina, The New York Times, 17 de septiembre, U.S.A.
https://www.nytimes.com/es/2019/09/17/espanol/opinion/castaneda-crisis-econmica.html?fbclid=IwAR2lCBWqHES1S3VDxZ5BxxH2GP61mu_CVGB_VZQP3jBHdo-w-CjGaAgiTLA

EL PERIÓDICO
2019 La Nueva Ruta de la Seda de China convence cada vez a más países, El Periódico, 24 de abril,
https://www.elperiodico.com/es/internacional/20190424/nueva-ruta-seda-china-convence-mas-paises-7421293

GARCÍA CANCLINI, Néstor
2020 La dictadura sanitaria por el coronavirus y la vigilancia corporativa generalizada, Antropología Urbana, 11 de abril,
https://urbanalogia.blogspot.com/2020/04/garcia-canclini-la-dictadura-sanitaria.html?fbclid=IwAR1L6dJCkyDsEBElyURDmfrnqPdyiTYpGxpB-2YXeJhAswTDnLJ4ZfYWUk0

JORRÍN, Javier G.
2018 La próxima recesión llegará antes de 2020: ¿cómo y por qué ocurrirá? El Confidencial, 19 de marzo, España,
https://www.elconfidencial.com/economia/2018-03-19/proxima-recesion-crisis-economia-crecimiento_1537306/
2020 La peor crisis desde la II Guerra Mundial: en 3 meses, se perderán 230 millones de empleos, El Confidencial, 7 de abril, España,
https://www.elconfidencial.com/economia/2020-04-07/peor-crisis-ii-guerra-mundial-empleo-perdido-millones-coronavirus_2537852/

MARX, Karl
1983 El manifiesto comunista, Colección Los Grandes Pensadores, no. 6, Sarpe, España, pp. 25-61.

MONZÓN, Agustín
2019 De 2007 a 2019: las claves de la crisis que se avecina, El Independiente, 5 de octubre, España,
https://www.elindependiente.com/economia/2019/10/05/2007-2019-claves-crisis-avecina/?fbclid=IwAR1-dhrvlcWaugJYlVXUnikrjAdGWwZHwNDv8cnrBTAQwmI3V5jN3BWeGN0

MUÑOZ, Alma E. y Fabiola Martínez
2020 Firma AMLO decreto para adquirir con urgencia equipos médicos, La Jornada, viernes 27 de marzo, México,
https://www.jornada.com.mx/ultimas/politica/2020/03/27/firma-amlo-decreto-para-adquirir-con-urgencia-equipos-medicos-9596.html?fbclid=IwAR2mthN5hArbRhRGAE5-YY5bRBemB96FJtuScXo_BpexTbebWXXZ6Rj3Ny0

REUTERS
2016 Tienen las bolsas globales el peor inicio de año: pierden 8 billones de dólares, La Jornada, domingo 24 de enero, México, 
https://www.jornada.com.mx/2016/01/24/economia/017nleco


 

[1] Hasta el 21 de abril de 2020 el virus había infectado a más de 2,4 millones de personas en todo el mundo, la cifra de decesos superaba los 173.000 y la de los recuperados, los 662.000,
https://www.rtve.es/noticias/20200421/mapa-mundial-del-coronavirus/1998143.shtml


No hay diferencia entre narco, burguesía y élites

  Raúl Zibechi Tomado de La Jornada , Viernes 14 de noviembre de 2014. Propongo que dejemos de hablar de narco (narcotráfico o tráfico de dr...