Víctor Manuel Ovalle Hernández
En este artículo me pregunto: ¿Cuál es la relación existente entre la recesión económica reconocida en los primeros meses del año 2020 por los organismos financieros internacionales y la declaración de pandemia declarada por la Organización Mundial de la Salud (OMS)? Acaso son eventos aislados que convergieron fortuitamente en el espacio-tiempo o se trata de dos eslabones de una misma cadena de crisis capitalista internacional?
Según
la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el
mundo se enfrenta a la "crisis más severa desde la II Guerra Mundial",
con una grave pérdida de empleo y puestos de trabajo en todo el mundo. De
acuerdo al organismo, sólo en el segundo trimestre del año, se perderá el 6,7%
de las horas de trabajo, equivalente a 230 millones de puestos de trabajo de 40 horas semanales (Jorrín 2020).
Por
su parte, Kristalina Georgieva, directora del Fondo Monetario Internacional
(FMI), manifestó que este organismo económico está preparado para movilizar su
capacidad de préstamos
de 1 billón de dólares para
ayudar a los gobiernos a hacer frente al impacto del coronavirus (Bloomberg 2020).
Posteriormente
declaró que la pandemia del coronavirus llevó a la economía mundial a una
recesión, que sería peor que en 2009, después de la anterior crisis financiera
mundial. Estimó que las necesidades financieras generales de los mercados
emergentes era de 2.5 billones de dólares, al mismo tiempo, informó que recibió
recientemente 81 solicitudes de asistencia, 50 de naciones pobres y 31 de
naciones de ingresos medios (AFP 2020).
Pero
la recesión no es consecuencia de la pandemia como sugiere la directora del
FMI. La recesión es un periodo de desaceleración económica que ya se preveía
años atrás:
A
principios de 2016 los mercados bursátiles registraron pérdidas que alcanzaron
los 8 billones (millones de millones) de dólares del valor de las acciones, el
equivalente a la mitad del valor de la economía de los Estados Unidos, la mayor
del planeta. En esos días se combinaron el desplome de los precios del petróleo
y de otras materias primas; la devaluación de las monedas de países emergentes
frente al dólar y la desaceleración de la economía china, cuyo crecimiento de
6.9 por ciento en 2015 fue el más bajo en 25 años. Lo que motivó a los
analistas a alertar sobre la posibilidad de una recesión (Reuters 2016).
10
años después de la crisis financiera de 2008, la firma MdF Family Partners,
especializada en asesorar a grandes patrimonios familiares, vaticinaba que la
siguiente recesión ocurriría antes de finalizar el 2020. Tras un periodo de baja inflación y crecimiento extendido por todo el mundo, el
ciclo económico empezaba a agotarse. Era un crecimiento artificial conseguido
en base a deuda que solo serviría para retrasar la próxima recesión y hacerla
más profunda (Jorrín 2018).
El
exsecretario de Relaciones Exteriores de México de 2000 a 2003, Jorge G.
Castañeda, alertaba en su columna de opinión del New York Times, en 2019, que
la guerra comercial entre China y Estados Unidos, aunada a las señales de
advertencia de una posible desaceleración de la economía mundial, habían
aumentado considerablemente las posibilidades de que el mundo entrara en una
recesión (Castañeda 2019).
Para
octubre de 2019, la desaceleración de la economía mundial era irreversible, en
particular, en la actividad industrial y el sector servicios. Persistía la
incertidumbre financiera generada por las idas y venidas de la guerra comercial
-y política-, con la imposición de aranceles a productos europeos por parte de
Estados Unidos. Aunado a ello, la deuda mundial había aumentado más de un 60%
desde 2007, limitando el margen de los gobiernos para responder a una crisis
(Monzón 2019).
Un
eslabón más de esta cadena de contracción e incertidumbre económica fue la
caída de los precios del petróleo y de las bolsas de valores mundiales el
viernes 6 de marzo de 2020, ante la negativa
de Rusia de aceptar la propuesta de varios países de la Organización de
Países Exportadores de Petróleo (OPEP) de fijar un recorte de 1,5 millones de
barriles diarios para estabilizar los precios y la decisión de Arabia Saudita
de elevar su producción de petróleo y hacer descuentos en su precio de venta en
Europa noroccidental, un mercado clave para Rusia, en medio del sacudimiento
mundial por el coronavirus (
Decía
Marx (1983:) en el Manifiesto:
Durante
cada crisis comercial, se destruye sistemáticamente no sólo una parte
considerable de productos elaborados, sino incluso de las mismas fuerzas
productivas ya creadas. Durante la crisis, una epidemia social, que en
cualquier época anterior hubiera parecido absurda, se extiende sobre la
sociedad: la epidemia de la superproducción. La sociedad se encuentra
súbitamente retrotraída a un estado de súbita barbarie: diríase que el hambre,
que una guerra devastadora mundial la han privado de todos sus medios de
subsistencia; la industria y el comercio parecen aniquilados. Y todo eso, ¿por
qué? Porque la sociedad posee demasiada civilización, demasiados medios de
vida, demasiada industria, demasiado comercio. Las fuerzas productivas de que
dispone no favorecen ya al régimen burgués de la propiedad; por el contrario,
resultan ya demasiado poderosas para estas relaciones, que constituyen un
obstáculo para su desarrollo; y cada vez que las fuerzas productivas salvan
este obstáculo precipitan en el desorden a toda la sociedad burguesa y amenazan
la existencia de la propiedad burguesa. Las relaciones burguesas resultan
demasiado estrechas para contener las riquezas creadas en su seno. ¿Cómo vence
esta crisis la burguesía? De una parte, con la destrucción obligada de una masa
de fuerzas productivas; de otra, con la conquista de nuevos mercados y la
explotación más intensa de los antiguos. ¿De qué modo lo hace, pues? Preparando
crisis más extensas y más violentas y disminuyendo los medios de prevenirlas.
En
nuestra época, el planeta ha llegado a una extrema polarización global en que
el 80% de la humanidad cuenta con el 5% de la riqueza mundial, mientras que el
20% de la humanidad tiene el 95% de la riqueza; con una sobreacumulación de
capital que no tiene cómo ni dónde ser invertido al agotarse los mercados
internacionales para la puesta en circulación de dicho capital y la
imposibilidad del sistema de abrir nuevos mercados (William Robinson, durante el
Foro: Educación Superior, Trabajadores y Capitalismo Global, realizado el 15 y
16 de Junio de 2017, en la
Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), México).
El
Capitalismo requiere poner en circulación los billones de dólares inactivos,
para sostener la tasa de acumulación. Esto significa la existencia de una
expansión artificial del mercado de acciones (inundada de papeles como bonos,
pagarés y títulos financieros sin sustento real en la riqueza de las naciones);
pero la sobreproducción, el bajo consumo, la deuda generalizada y la
imposibilidad de abrir nuevos mercados, debido a la guerra comercial entre
potencias imperialistas por la supremacía económica mundial, impiden que las
herramientas monetarias, fiscales y los acuerdos internacionales tengan
efectividad para estabilizar los mercados financieros.
Surge
entonces otra forma de darle salida a la crisis económica: provocar la
conclusión abrupta del ciclo expansión-estancamiento de la economía mundial, que
permita posteriormente iniciar un nuevo ciclo. Para ello, se requiere un
detonante que precipite la crisis: la guerra ha cumplido esta función disolvente,
implantando el fin de una época. Llegado a un punto de imposibilidad de
crecimiento, las fuerzas productivas y las ciudades son destruidas en amplias
regiones del planeta, lo que permite cerrar el ciclo de expansión-contracción
económica. De esta forma se resolvió la recesión desplegada por el mundo en
1929 y que culminó con la
Segunda Guerra Mundial. Una vez derrotado un bando, se inicia
la reconstrucción de las ciudades destruidas, constituyendo un negocio
inmejorable para quienes salen airosos de la crisis; se abren nuevos mercados y
las inversiones internacionales fluyen alentando un nuevo periodo de expansión
económica. La regla ha sido, que tras un periodo de recesión, invariablemente
acontece un periodo de crecimiento. Así afianzó Estados Unidos su
supremacía mundial durante la posguerra.
Tras
varios ciclos de expansión-contracción económica mundial desde los años sesenta
del siglo pasado. El planeta se encuentra nuevamente en una recesión profunda.
Y trae consigo su propio detonante: una epidemia (Covid-19) que asume el papel
de poner fin a un ciclo económico, como lo hizo la guerra militar en su momento.
El Capitalismo, como los anteriores modos de producción, crearon sus propios
sepultureros. Pero ante la ausencia de un proletariado organizado,
disciplinado, revolucionario, con la intención clara de tomar los medios de
producción y colectivizarlos; tomar el Estado para sí y empezar a abolir las
relaciones de explotación a nivel global, el sistema se autoinmola con la
finalidad de renovarse asimismo, mantener su predominio mundial; volver a
sostener un periodo de expansión económica y una tasa alta de ganancia.
De
esta manera, la crisis económica internacional que en 2020 ha tocado fondo, no es
el fin del Capitalismo, sino el inicio de un Nuevo Orden Económico Mundial.
Esta
es la razón por la cual la enfermedad Covid-19, causada por un nuevo
coronavirus, adquiere una dimensión colosal y tan desmedida por parte de la Organización Mundial
de la Salud
(OMS), los Estados imperialistas y los países dependientes, aun cuando su tasa
de mortalidad es baja (4%, es decir, 4 personas fallecidas por cada 100
infectados a nivel mundial) en relación a otras enfermedades con tasas de
mortandad más altas, como la tuberculosis, la hepatitis B, la neumonía, el VIH
y la malaria, entre otras.
En
la historia encontramos ejemplos de pandemias que cumplieron la función
disolvente de un sistema socioeconómico decadente. La peste negra que apareció
entre 1347-1350 diezmó las ciudades europeas (fallecieron unas 20 millones de
personas), precipitó el declive feudal y allanó el camino al pujante
Capitalismo, que en los siglos venideros ofrecería alternativas socioeconómicas,
de bienestar y salud más atractivas a través del comercio, la industria, la
ciencia, la medicina y la concentración económico-política en las ciudades.
Epidemias,
huracanes, tornados, terremotos, erupciones volcánicas, sequías y heladas, son fuerzas
naturales potencialmente destructivas y fluctuaciones climáticas, que no
son causantes de cambios sociales, pero sí pueden ser detonantes de crisis
socioeconómicas: desencadenando, acelerando o concluyendo procesos sociales que
se encontraban en marcha. La aparición de cualquiera de estos eventos de orden
natural en la tierra, en momentos de estabilidad social, económica y política,
no representan un riesgo de ruptura social, pero sí cuando interactúan en un ambiente
de vulnerabilidad social que tiende a profundizar la crisis existente.
En
la actual recesión económica mundial precipitada por la enfermedad Covid-19, se
despliega la estrategia del miedo para el control social de la población, que
se traduce en generar una psicosis mundial alimentada por los medios de
difusión masiva, en la que se pone énfasis en los decesos y no en las personas
que se recuperan y son dadas de alta.[1] La Covid-19 resulta ser una coartada perfecta
para generar pánico, pues aunque su índice de mortandad no es alto en relación
con otras enfermedades, proviene de un virus altamente contagioso.
Mientras
se instala y despliega la recesión mundial capitalista, la declaración de
pandemia de la OMS,
permite disciplinar y controlar a la población mundial, evitando con ello (aunque sea temporalmente),
que haya protestas, alzamientos e insurrecciones proletarias y populares masivas,
encabezadas por quienes perderán su empleo y fuentes de ingreso en esta crisis.
De esta manera, la población se encuentra recluida y el Capitalismo se esfuerza en
restituir su salud para impulsar un nuevo ciclo económico.
A
través de la OMS,
de los gobiernos de decenas de países e instituciones burguesas terminarán derrumbando
la economía mundial con la intención de ellos mismos volver a levantarla. Aun
en tiempos de recesión los sectores de la burguesía mejor posicionados no dejarán
de hacer negocios, ni abandonarán la acumulación. Estos sectores saldrán
fortalecidos de la crisis, en condiciones más favorables y con mayor liquidez para
la competencia en el futuro periodo de expansión:
§ los medios
privados de difusión masiva que elevan sus ratings de audiencia y la mantienen
cautiva a sus contenidos noticiosos y comerciales; además de incrementar el
valor de sus acciones en los mercados bursátiles,
§ las cadenas de
tiendas departamentales trasnacionales que aumentan sus ventas por las compras
de pánico, agotando sus mercancías de higiene y alimentación.
§ los especuladores
y acaparadores quienes suben los precios de las mercancías con mayor demanda.
§ los monopolios
farmacéuticos internacionales y la medicina privada que ofrecen pruebas y
medicamentos sin garantía de efectividad real.
§ el Fondo Monetario Internacional que ya tiene
compromiso con decenas de países para otorgar préstamos, ahora que colapsen las
economías.
En
esta coyuntura de reactivación económica, los Estados-nacionales recuperarán su
posición de clientes privilegiados: en la habilitación de hospitales y compra de
equipo médico: camas de hospital, trajes especiales para los médicos,
ventiladores para los enfermos (Muñoz y Martínez 2020).
La
ruptura en puerta significa el quiebre del liberalismo económico, que permitirá
restablecer nuevamente el Estado regulador en la economía de las naciones,
quienes invertirán para salvar a sus respectivas poblaciones de la bancarrota.
Además de programas sociales y apoyos directos, los Estados ofrecerán créditos
a las medianas y pequeñas empresas, que luchan por subsistir ante el embate de
la crisis. Estas medidas fortalecerán los mercados internos y darán un nuevo
impulso a las economías regionales y al Capitalismo global.
El
sacudimiento socioeconómico o paro en la producción, también permitirá a los
monopolios deshacerse de sus competidores o absolverlos en diversas regiones y
países, logrando con ello, mayor predominancia internacional.
La
apuesta del Capitalismo es reinventarse a través de un Nuevo Orden Económico Mundial,
que desplazará su epicentro económico, político y cultural en los años
venideros de Occidente a Oriente.
China
es quien mejor ha aprovechado esta recesión mundial para fortalecer su poderío
financiero y ubicarse en el camino de la supremacía mundial. Mientras Estados
Unidos se ha encerrado para lidiar con la crisis económica, padeciendo
dramáticamente la pandemia de Covid-19, cerrando sus fronteras temporalmente a
la inmigración, imponiendo aranceles incluso a sus aliados comerciales y
militares europeos, sosteniendo bloqueos económicos y reiterando las amenazas
militares a otros países como Venezuela; China, en cambio, ha impulsado una
revolución burguesa en su territorio, con un impresionante desarrollo
industrial en manufactura, construcción, minería, tecnología digital y bienes
de consumo de todo tipo; asimismo, ha optado por expandir su influencia
comercial y geopolítica a todos los rincones del planeta y ha emprendido un
proyecto de infraestructura terrestre, ferroviaria y marítima para el
intercambio comercial entre Asia, Europa y África, denominado La Nueva Ruta de la Seda. Este proyecto de
dimensión global -con una inversión de 80.000 millones de euros desde el 2013-, prevé
la construcción de puertos, vías ferroviarias, aeropuertos y parques
industriales, con participación de más de 30 países, entre ellos Rusia (El
Periódico 2019).
En
plena recesión, el gigante asiático observó como se precipitaban las acciones
de las empresas chinas con capitales europeos y norteamericanos, y una vez en
el piso, las compró todas, afianzando su dominio financiero internacional.
China es controlada por el Partido Comunista, quien gobierna autoritariamente, omitiendo
los derechos humanos occidentales, por lo que el mundo podrá caer en manos del
imperio despótico más poderoso que jamás haya existido.
García
Canclini (2020) se pregunta: si China extiende su dominio económico, su
prestigio sanitario y sociocultural ¿exportará también el disciplinamiento? El
probable sustituto de Estados Unidos en la hegemonía mundial, “posee 400
millones de cámaras en sitios públicos (1 cada 4 habitantes) y nos impresiona
por su capacidad de detectar en cada cuadra comportamientos “peligrosos”.
La
nueva era capitalista se distinguirá por un mayor control de los individuos por
medio de los dispositivos electrónicos, que podrán rastrear los movimientos
cotidianos de las personas en forma permanente. Pero ésta será una sumisión
consentida (García Canclini 2020), como la que estamos experimentando en
cuarentena.
Entonces:
¿No hay un camino más terso para la humanidad? La recesión ha sido desplegada y
en cualquier momento o en cualquier región puede surgir la revuelta proletaria
que incendie al planeta. Después de todo, la historia futura está por
escribirse…
REFERENCIAS DOCUMENTALES
AFP
2020 FMI: está claro que la
economía global entró en recesión, La Jornada, sábado 28 de marzo, México,
https://www.jornada.com.mx/2020/03/28/economia/021n1eco
Arabia
Saudita vs Rusia: la guerra de precios que hundió el valor del petróleo y las
bolsas mundiales en medio de la crisis por el coronavirus, BBC News Mundo, 9 de
marzo,
https://www.bbc.com/mundo/noticias-51796524
BLOOMBERG, Eric
Martin
2020 FMI, preparado para
movilizar 1 billón de dólares para enfrentar el coronavirus, El Financiero, 16
de marzo, México,
https://elfinanciero.com.mx/economia/fmi-preparado-para-movilizar-1-billon-de-dolares-para-enfrentar-el-coronavirus
Una crisis económica afectaría desproporcionadamente
a América Latina, The New York Times,
17 de septiembre, U.S.A.
https://www.nytimes.com/es/2019/09/17/espanol/opinion/castaneda-crisis-econmica.html?fbclid=IwAR2lCBWqHES1S3VDxZ5BxxH2GP61mu_CVGB_VZQP3jBHdo-w-CjGaAgiTLA
La Nueva Ruta de la Seda de China convence cada
vez a más países, El Periódico, 24 de
abril,
https://www.elperiodico.com/es/internacional/20190424/nueva-ruta-seda-china-convence-mas-paises-7421293
La dictadura sanitaria por el
coronavirus y la vigilancia corporativa generalizada, Antropología Urbana, 11 de abril,
La próxima recesión llegará antes
de 2020: ¿cómo y por qué ocurrirá? El
Confidencial, 19 de marzo, España,
https://www.elconfidencial.com/economia/2018-03-19/proxima-recesion-crisis-economia-crecimiento_1537306/
La peor crisis desde la II Guerra Mundial: en 3
meses, se perderán 230 millones de empleos, El
Confidencial, 7 de abril, España,
https://www.elconfidencial.com/economia/2020-04-07/peor-crisis-ii-guerra-mundial-empleo-perdido-millones-coronavirus_2537852/
De 2007 a 2019: las claves de
la crisis que se avecina, El
Independiente, 5 de octubre, España,
https://www.elindependiente.com/economia/2019/10/05/2007-2019-claves-crisis-avecina/?fbclid=IwAR1-dhrvlcWaugJYlVXUnikrjAdGWwZHwNDv8cnrBTAQwmI3V5jN3BWeGN0
Firma AMLO decreto para adquirir
con urgencia equipos médicos, La Jornada, viernes 27
de marzo, México,
https://www.jornada.com.mx/ultimas/politica/2020/03/27/firma-amlo-decreto-para-adquirir-con-urgencia-equipos-medicos-9596.html?fbclid=IwAR2mthN5hArbRhRGAE5-YY5bRBemB96FJtuScXo_BpexTbebWXXZ6Rj3Ny0
REUTERS
2016 Tienen las bolsas globales
el peor inicio de año: pierden 8 billones de dólares, La
Jornada, domingo 24 de enero, México,
https://www.jornada.com.mx/2016/01/24/economia/017nleco
https://www.jornada.com.mx/2016/01/24/economia/017nleco
[1] Hasta el 21 de abril de 2020 el virus había infectado
a más de 2,4 millones de personas en todo el mundo, la cifra de decesos superaba los 173.000 y la de
los recuperados, los 662.000,
https://www.rtve.es/noticias/20200421/mapa-mundial-del-coronavirus/1998143.shtml